Art Contemporani. Zoe (Lost Origin) y Jordi Casamajor (Omphalos)

Ver también “Sobre de Primer Día” - “Matasellos”

La serie Arte Contemporáneo incorpora el presente año una emisión especial en forma de hoja bloque que incluye dos sellos dedicados a las obras finalistas que se presentaron en los “Tallers d’Art” de La Massana, que competían para representar al Principado de Andorra en la Bienal de Arte de Venecia de 2017. La obra vencedora del certamen fue “Murmuris” de la artista Eve Ariza que será la expuesta en la bienal veneciana.

Lost Origin y Omphalos fueron las propuestas de Zoe y Jordi Casamajor respectivamente, dos obras que compartían el uso del simbolismo asociado al mundo ancestral al que contraponían el mundo industrial en el que vivimos, contraposición que invitaba a reflexionar sobre la propia naturaleza del ser humano en la actualidad.

Zoe (Eva Martínez), artista andorrana con más de veinte años de trayectoria, ha transitado desde sus inicios en el academicismo pictórico hasta la abstracción de sus últimas obras, mezclando con valentía técnicas y soportes diversos como la madera, el metal o el vidrio y buscando siempre la emoción y la reflexión a partir elementos simbólicos abstractos en el que la mujer juega un papel determinante.

Su propuesta, Lost Origin, continúa con esta línea descrita, concibiendo una muñeca gigante, realizada con material textil, que a modo de “Venus Primigenia”, produce cuerpos sin alma, “existencias humanas fallidas”, producto de una tecnología abusiva y de un entorno incontrolado que nos aboca a la enfermedad y nos aleja de nuestros orígenes.

Jordi Casamajor, escultor e investigador apasionado del arte rupestre andorrano, proyecta en su obra el simbolismo y las formas que encuentra en los grabados prehistóricos que investiga en los Pirineos.

Su personal estilo queda patente en su obra Omphalos. Un conjunto escultórico que evoca un ritual ancestral en el que animales fantásticos inspirados en el sustrato mitológico, pagano y etnográfico de los Pirineos giran de manera ceremoniosa alrededor del Omphalos, centro mágico y sagrado al que adoran.

El eje central lo concibe artificial, luminoso e industrial, con lo que simboliza la nueva sacralidad del mundo actual en contraposición al primitivo. La obra busca la complicidad del espectador obligado a introducirse en el conjunto y girar alrededor de la instalación, haciéndole partícipe de manera involuntaria del ritual ancestral y estimulando su reflexión sobre la oposición que existe entre el mundo primitivo y el actual.