Fecha de emisión: 08 jul, 2017

Paisatges. Estany d´Encamp

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Paisatges. Estany d´Encamp

HISTORIA

Paisatges. Estany d’Encamp.

Encaramado en lo alto del valle de rio Madriu y flanqueado por algunas de las cumbres pirenaicas más altas del Principado se encuentra el pequeño Estany d’Encamp, justo por encima del Estany de L’illa, sobre el que vierte sus gélidas aguas.

Es uno de los múltiples lagos y estanques que salpican el valle del río Madriu y que certifican el origen glaciar del mismo. Junto al río Madriu, otros dos afluentes configuran la cuenca hidrográfica del valle, los ríos Perafita y Claror, constituyendo de esta forma uno de los valles más extensos de Andorra, además de ser el que mejor se ha preservado de manera más completa. El territorio se reparte entre las parroquias de Andorra la Vella, Encamp, Escaldes-Engordany y Sant Julià de Lòria.

El paisaje, de una belleza sobrecogedora, entremezcla la naturaleza salvaje e inhóspita de la alta montaña junto con los restos que ha dejado la actividad humana que se ha realizado en el valle desde tiempos remotos. Un paisaje en el que se superponen los pastos de altura y las grandes extensiones boscosas sobre los que emergen las distintas cumbres, crestas y picachos que rodean al valle y se descubren vertiginosos acantilados que se abren al paisaje.

La actividad antrópica realizada a lo largo del tiempo se caracteriza por el aprovechamiento de los recursos que ofrece el valle en sus diferentes altitudes, además de expresar de manera extraordinaria la perfecta simbiosis y el preciso equilibrio entre el medio ambiente y el hombre. Desde los cultivos en la parte baja del valle, el aprovechamiento de los pastos de altura, pasando por la explotación forestal, la obtención de mineral de hierro y la captación de caudal hídrico. Todas estas actividades han dejado su huella en el valle en forma de numerosas estructuras y construcciones cuyos restos se pueden todavía contemplar: pequeños refugios, cabañas ganaderas, carboneras y forjas de metal junto con otras construcciones relacionadas con la explotación agropecuaria, además de la red de caminos y veredas que se han entretejido para unir al conjunto de estos elementos.

El valle, en su totalidad, fue declarado en 2004 Patrimonio de la Humanidad dentro de la categoría paisaje cultural.

Este sello es el primero de una serie denominada Paitsatges que intentará recoger el cambio de las estaciones en Andorra.