PERSONAJES

Tres nombres conocidos se suman a la serie Personajes para dejar constancia de sus valores literarios y humanos en los sellos de Correos.

Gonzalo Torrente Ballester (El Ferrol, 1910 - Salamanca, 1999) estudió las carreras de Derecho y Filosofía y Letras, dedicándose a la enseñanza en diversos institutos de Galicia, Madrid y Salamanca, y en la universidad de Albany (USA). Fue colaborador en varios periódicos, revistas y emisoras de radio. En 1943 publica la primera novela, Javier Mariño. Autor prolífico, en 1949 interrumpe la obra narrativa, que vuelve a retomar con la trilogía de Los gozos y las sombras, considerada como obra cumbre de la literatura española del siglo XX. Esta trilogía está formada por El señor llega; Donde da la vuelta al aire y La Pascua triste. Fue miembro de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) y recibió todos los grandes galardones, como Premio Nacional de Literatura, Premio Príncipe de Asturias de las Letras y Premio Cervantes, entre otros.

Francisco Ayala (Granada, 1906 - Madrid, 2009) pertenece a los escritores de la Generación del 27. Profesor de derecho político en la Universidad de Madrid, colaboró en la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria. Tras la Guerra Civil se exilió a Buenos Aires, donde dio clases en la universidad, trasladándose más tarde a las universidades de Puerto Rico y de varias ciudades de Estados Unidos. En su obra se distinguen dos etapas: la primera, anterior a la guerra, con una narrativa tradicional, y una segunda, posterior a la guerra, en la que muestra atención por los problemas morales. Próximo al realismo crítico, cultivó el relato corto, la novela y el ensayo. Entre sus extensos galardones figuran el ser miembro de la RAE, Premio Cervantes y Doctor Honoris Causa por varias universidades.

En junio de 2009 moría en Anantapur, una de las regiones más pobres de la India, Vicente Ferrer. Nacido en Barcelona en 1920, se hizo jesuita con la idea de “ayudar a los demás”. En 1952 se fue como misionero a la India y comenzó a trabajar con los más pobres y necesitados. En 1970 abandonó la compañía de Jesús creando, la Fundación Vicente Ferrer. Con la ayuda de cooperantes, creó escuelas, hospitales, pozos, embalses, bancos de semillas y miles de programas de microcréditos y de ayudas a agricultores, fomentando la igualdad entre hombre y mujeres. Por su labor humanitaria recibió el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. Sus proyectos continúan vivos gracias al apoyo y al equipo de colaboradores que siguen sus pasos.