Fecha de emisión: 29 oct, 2015

Arquitectura Rural

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Arquitectura Rural

HISTORIA

Ver también “Sobre de Primer Día” y “Matasellos”

PLIEGO PREMIUM

Es el segundo año en que la emisión Arquitectura Rural da a conocer otra serie de edificaciones rurales de diferentes zonas españolas, que destacan por su tipismo y originalidad: la Masía Catalana, la Casona Montañesa y el Silo.

Los sellos reproducen imágenes de estas construcciones, que realzan y se integran en el paisaje; el pliego Premium incorpora imágenes y textos alusivos, además de un espacio para la personalización con el nombre y apellidos del interesado.

La Masía Catalana está ligada a la agricultura y la ganadería, generalmente aislada y orientada al sur. Las construidas entre los siglos XVI y XVIII, destacan por su buena factura y a menudo tienen reminiscencias del románico, con puertas de entrada de dovela y ventanas polilobuladas, como la que muestra el sello. Lo más frecuente es que cuenten con dos pisos, el primero dedicado a las labores del campo y el segundo a vivienda. En el litoral suelen tener fachadas más abiertas con porches y galerías y en ocasiones torres defensivas.

La Casona Montañesa es una síntesis entre la casa tradicional montañesa y la palaciega, que incorpora rasgos arquitectónicos y elementos decorativos de las diferentes comarcas cántabras, además de los escudos de armas familiares. Hunde sus raíces en los siglos XVII y XVIII, época en que los grandes linajes cántabros se desprendieron de sus actividades militares y se integraron en las nuevas labores productivas. En fincas agrícolas o integradas en los pueblos, las casonas suelen tener hastiales, que se prolongan en los extremos de la fachada sur o principal, donde se observan la planta baja con soportal de arquerías y la primera con la solana o balcón corrido.

El Silo como almacén de grano y otros alimentos se viene utilizando desde las civilizaciones más antiguas. En Estados Unidos, durante el siglo XIX, la producción masiva de grano, la fuerza del vapor y los nuevos materiales desembocaron en la construcción de grandes silos, que posteriormente se extendieron a Europa. El material, que más frecuentemente se emplea en estas construcciones, a mitad de camino entre la ingeniería y la arquitectura, es el hormigón. En España, las ahora llamadas “catedrales olvidadas”, comenzaron a construirse en las décadas de 1920 y 1930, aunque su auge se produjo entre los años cuarenta y ochenta.